lunes, 13 de febrero de 2012

Llegará un dia

Cargando..
Había conseguido darle la vuelta del otro lado con no poco esfuerzo. El hombro le dolía bastante, pero por suerte no se había roto ningún hueso. Ajeno a las señales de dolor de su cuerpo magullado, trabajaba en silencio sobre las entrañas de la máquina con toda la rapidez y precisión de que era capaz.

A su alrededor estaban esparcidos el casco, la cazadora, parte del equipaje y los dos grandes maletines de aluminio abiertos. La grasa negra teñía sus dedos, impregnando el bastidor, las herramientas en uso, las tuercas, los pasadores y el resto de piezas que había extraído de la moto. Por un momento alzó su cabeza y volvió su mirada hacia la carretera, en la dirección de donde venía. La polvorienta llanura se extendía en todas direcciones en un monótono paisaje ocre de piedras sueltas y matorral reseco. Al límite del alcance de la vista creyó divisar una tenue columna de polvo. No tenía mucho tiempo.

El penetrante olor de la gasolina embriagaba sus sentidos. Su rostro, atenazado en un rictus por el esfuerzo, manaba gotas negras de sudor que caían desde la punta de su nariz. El golpe en el hombro dolía, y además estaba el corte en la espinilla que estaba empezando a escocer bastante. Por suerte la ahora destrozada greba de protección de su pierna había absorbido bien el impacto, así que de momento decidió ignorar sus males hasta haber resuelto el principal problema. Tenía que salir de allí.

Sobre el horizonte desolado un sol rojizo anunciaba la última luz del día. La sangre golpeaba con fuerza en sus sienes. No se había concedido ni un momento de respiro pero al fin había conseguido repararla. Pasó una mano por su nuca rapada mientras bebía un largo trago de agua de la cantimplora. Una sonrisa amarga cruzó su rostro al recordar lo que una vez le dijo un viejo amigo: "Llegará un día en el que te levantarás y ya habrás cogido la moto por última vez..." A su espalda, la nube de polvo seguía creciendo, cada vez más cerca.

Puso la moto en pie de nuevo y esperó unos instantes para que el aceite, la gasolina y el resto de fluidos volvieran a su posición natural. Pulsó el botón de arranque... pero la moto solo respondió silencio.

Una punzada de desesperación amagó en su estómago. En un largo instante, mientras decidía qué hacer,  recordó cómo el vaticinio de su amigo estuvo muy cerca cumplirse una vez. Fue por entonces cuando llegaron esos nuevos tiempos que nadie comprendía. Muchas cosas cambiaron, otras muchas terminaron. Otro motor que le impulsaba también se apagó entonces. Aquella vez bien pudo haber sido para siempre, y sin embargo aún quedó un rescoldo de energía por avivar, aún restó una leve chispa por saltar.

Volvió a presionar sobre el botón de encendido, con toda su alma puesta en su dedo pulgar. Oyó las vueltas inciertas del motor de arranque: una, dos, tres... las entrañas del cilindro tosieron, luego vino una ronca vibración en el tubo de escape, le siguió una primera explosión y luego por fin, el corazón de la veterana montura volvió a la vida. El día no había llegado, no aún. Y no llegaría mientras viviera. Iba a venderse muy caro. 


5 comentarios:

  1. Excelente relato, mis felicitaciones por la creación de tensión. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias,Rampy me alegra que te haya gustado :)

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  3. Sudando gotas negras...
    Hay que ver como dejamos de divagar y priorizamos cuando la ocasión de verdad lo requiere: "de momento decidió ignorar sus males hasta haber resuelto el principal problema".

    Me he quedado con ganas de saber más. ¿Quién venía con la nube de polvo? ¿Qué había pasado la otra vez?

    Que tensión Ricardo! :)

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  4. Isabel, te cuento: La nube de polvo que levantan esos perseguidores los dejo a discreción de cada lector. Serían los peores miedos, los agobios, los males, los enemigos, lo que queremos mantener a raya y luchamos por vencer. Cualquiera de las experiencias que nos llevaron a aprender (dolorosamente casi siempre) a pelear por lo que más queremos.
    Gracias por tus aportaciones!!

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  5. Me sigue encantando tu estilo Ricardo King. Gracias

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